Hay una forma especial de conectarte con la naturaleza. Lo primero es proponérselo, sentirlo, saber que estás abriendo los sentidos y las percepciones a otra onda de vida o dimensión.
Muchas veces lo haces inconscientemente; cuando te fijas en el vuelo de un pájaro o concentras toda tu atención a los rayos de sol que se cuelan entre las hojas de un árbol.
Te has fijado y has querido sentirlo, y sin quererlo, el tiempo se detiene cuando dedicas todo tu ser al mundo natural, en el que te sientes uno. En ese momento eres parte de él, estás compartiendo tu tiempo con todo lo que se mueve y mece a tu alrededor.
Una vez que decides entrar en ese mundo, ya sólo hay que vaciar la mente y sólo sentir. Quizás te cante un pájaro burlón, y como habrás percibido, te está diciendo algo. Imagínate que es posible. Sólo con proponertelo estarás dando orden a tu cerebro de que estás en ese nivel de comunicación, y al mundo de tu alrededor de que puede hablarte.
Pero piensa que puede ser de diferentes modos, ya que todo es posible.
Quizás fijes tu atención en una piña del suelo en descomposición, te puede decir que hay algo en tu vida que hay que dejar salir o que está terminándose; y que eso abonará una nueva vida/opción.
Puede ser que se agite una hoja y no haya viento; quizás el árbol al que pertenece te está diciendo "hola".
A lo mejor estás en un parque y tu cabeza se mueve sólo hacia una pareja, unos niños jugando o una persona realizando una actividad. Puede indicarte algo o recordarte un momento que viviste, que te anime a mantener el contacto con alguien o realizar nuevos, que te dediques a estudiar, a hacer ejercicio o a divertirte un poco más.
Mi maestra que es chamán, aparte de mil cosas más con sus años de estudio y práctica, nos dijo a una amiga y a mí, que para ponerse en contacto con los árboles, había que ser muy respetuosa. Porque... ¡igual le pillas mal!, como nosotros, que no nos podemos dedicar siempre atención,y que había que pedir permiso antes. Es una forma de respeto.
Si te fijas en un árbol en concreto, una planta o un arbusto; normalmente es por la ley de la atracción y te corresponderá. Es el que te ha llamado la atención y probablemente él también te haya llamado. Pero no está de más saludarle (mentalmente o con el corazón si no estás a solas, no vaya a ser que crean que estás chalad@)y preguntarle: Hola, ¿puedo hablar contigo?. Algo tan sencillo como eso, y después... ¡a ver qué te responde! (sientes un sí en tu cabeza, un no ahora no me viene bien, se mueven las hojas, te cae una en la cabeza, te saluda un pajarillo...). Así le reconoces como tu igual.
Lo fabuloso de los árboles es que a nivel energético están unidos como una unidad aunque cada uno se diferencie del otro. Fíjate si no en unos que parecen iguales en una alameda o paseo. No todos están igual, unos pueden estar mustios y otros esplendorosos; algunos con agujeritos en su corteza (se les llama ojos), otros como con heridas saliendo la salvia, otros animados con las hojas hacia el sol y otros tristes o pesarosos dirigiéndolas al suelo.
Pero todos pertenecen a una conciencia colectiva que te recuerdan la red de la que formamos parte.
Los árboles están unidos a la tierra, abrazan el cielo y se dirigen al sol. Pasar tiempo a sus pies o rodeados de ellos, aparte de transmitirnos paz nos hace enraizarnos, hacernos más presente el momento que vivimos para hacerlo más conscientemente y centrarnos en lo material de forma eficaz y constructiva sin perder la perspectiva espiritual.
En Viajes Sagrados nos recomiendan:
"Acudiremos al bosque elegido solos.
Pasearemos por el bosque muy despacio, estando muy atentos y observando todo lo que ocurre a nuestro alrededor, escuchando el canto de lo pájaros, los olores, el crujido de las ramas , el sonido de las hojas al ser mecidas por el viento, de esta manera la esencia del bosque entrara en nosotros, solo debemos disfrutar del momento, pues cuando ponemos la mente y no el corazón la magia se pierde
Luego debemos sentarnos buscando el lugar que a nuestro parecer esta más cargado de energía y allí sentiremos dentro de nosotros como nos sentimos al haber contactado con la esencia del bosque sagrado.
Tras un rato de meditación iremos a la búsqueda de nuestro árbol padre, este nos llamara y nos atraerá especialmente y cuando estemos frente al será como encontrar a un viejo amigo al que hace mucho tiempo que no vemos.
A continuación nos quitaremos los zapatos, los anillos, pulseras cadenas etcétera, y nos sentaremos frente a él respirando profundamente.
Pasados unos minutos le comunicaremos mentalmente que queremos darle un abrazo.
Iremos hacia él y antes de abrazarlo deberemos sentir si él nos da permiso para sentir su energía, cerraremos los ojos y acariciaremos su corteza hasta que la totalidad de nuestro cuerpo este pegado a él y al hacerlo la fusión de nuestra energía y la del árbol se convertirá en único ser.
Iremos notando que de nuestros pies salen raíces que se unen a las del árbol en lo más profundo de la tierra ,y sentiremos como las palmas de las manos se fusionan con la corteza hasta sentir que nuestras manos pueden introducirse dentro del árbol fácilmente y sin resistencia alguna.
Tras el abrazo nos despediremos del árbol padre lentamente separándonos de el con dulzura y armonía, comenzando por la cara y acabando por los pies, dándole las gracias por habernos permitido ser parte de la sabiduría ancestral a través de ellos."
Ya me contareis qué tal.
Un alma hermosa me ha comentado que "le da reiki a la comida y a los árboles, que aunque pueda parecer un poco loca, siente la conexión con los árboles, las plantas y las flores."
ResponderEliminarMuchísimas gracias preciosa por lo bien que vives en unidad con estos seres sabios y por tus palabras (lamentablemente borré por equivocación y no había marcha atrás para recuperarlo).
Un saludo cariñoso y sigue extendiendo tu forma de sintonía con este mundo vivo.