Había una vez un chamán que tenía una aprendiz, al que le llevaron un bebé su madre preocupadísima. El niño de pocos meses tenía un problema que todos los médicos que le habían atendido no le habían podido curar. El chaval lloraba desconsoladamente.
Cogió el chamán al niño en brazos, y tocándole la mejilla le decía,
- pero qué niño tan bonito y tan sano, va a ser un muchacho muy especial, porque ya se le ve robusto y feliz, es precioso y encantador.
Así seguía el chamán y el aprendiz todo nervioso le dijo:
- Pero cómo le dices eso si no lo estas curando, tendrías que hacerle algo, no ves que está llorando y sufriendo.
El chamán le responde:
- - Calla bobo, que tú no sabes nada
- El aprendiz todo indignado se encrespa y le empieza a gritar:
- - Cómo me dices eso con todo lo que yo sé, que lo estás haciendo mal y yo no soy ningún tonto. Si no se nada es porque no me lo enseñas, que no le estas haciendo nada.
-
El El chamán sonriéndole le dice:
- - No ves cómo las palabras provocan reacciones, que mira tú cómo te has puesto?
TODO DEPENDE DE LA INTENCIÓN QUE LAS PONGAS.
- El bebé se curó.
Imagen de Tracy Raver encontrada aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario